Impresionante jornada de ciclismo la vivida el pasado domingo con motivo de la marcha cicloturista Alberto Contador, que contó con la presencia de la estrella mediática del profesional del Trek, amén de más de un millar de ciclistas de todos los niveles, dispuestos a disfrutar de la bellísimas sierras y valles del norte de la provincia de Alicante.
Es así que la organización anunció al cierre de las inscripciones, unos días antes, el record de participantes, superando los nil doscientos.
Entre ellos, como es habitual, ciclistas de todos tipos y niveles. Desde aquellos que preparan especifícamente este tipo de pruebas y otros que compiten en categorías como élite o master y vienen con un nivel altísimo, hasta chicos y chicas jóvenes que están iniciándose, aficionados, grupetas que salen a disfrutar del día, etc.
El recorrido prevista inicialmente constaba de casi 200 kilómetros, pero una vez más los problemas y las trabas que la DGT pone al ciclismo, al menos en el Levante, obligaron a la organización a reducir la distancia.
En este caso, la notificación oficial hablaba de "la imposibilidad de los agentes de seguridad de poder atender la prueba más allá de las 14.00h".
Se anunció un nuevo recorrido, idéntico al original, pero eliminando la subida más dura, a la cara norte de la sierra Bernia. Esto comprensible, pues ésta era la única manera a priori en la que no se necesitaban permisos adicionales, al no implicar el paso por distintas carreteras o localidades.
Sin embargo, los organizadores hablaron de un recorrido de más de 150 kilómetros, tomando como salida la localidad de Oliva, añadiendo más de diez kilómetros inexistentes a la prueba, ya que se salía más al sur, desde el resort Oliva Nova.
Uno podría pensar que trataron de suavizar los comentarios negativos y las protestas, ya que a la gente aficionada a las marchas no les gusta nada en general que se recorten los recorridos y se bajen los kilometrajes. O quizás simplemente fue una errata. Posiblemente nunca se sabrá.
El recorrido final resultó bastante asequible, con una parte inicial llana rodando junto al mar hasta llegar a la localidad de Pego.
A partir de aquí todo terreno conocido como rompe-piernas, encadenando hasta cinco subidas, que podríamos considerar de tercera categoría. Lo duro de esta zona no es la longitud de los puertos ni sus desniveles medios, sino el terreno quebrado sin un metro llano, y las continuas rampas duras que sorprenden a los corredores rompiendo el ritmo.
Los últimos 40 kilómetros un suave descenso y de nuevo terreno llano con la playa a la derecha de los ciclistas para completar la prueba.
Seguramente donde estuvo todo más impecable es en la señalización del recorrido, con voluntarios y gente de la organización en todos los cruces y en todos los puntos que podían suponer peligro de caídas.
Este aspecto, seguramente el fundamental, permitió a los ciclistas rodar con seguridad, minimizar las caídas (que las hubo) y evitar situaciones de descontrol por mala señalización, algo realmente ianguantable por los participantes.
Sin embargo en cuanto al acompañamiento de los ciclistas ha habido muchas voces señalando que los últimos grupos quedaron desmaparados al tráfico abierto. Esto es algo que se debía haber previsto.
También ha sido objeto de queja por parte de muchos la falta de asistencia técnica en carrera, algo fundamental en un evento con más de un millar de ciclistas rodando durante horas.
Como es habitual se vieron a muchos corredores en las cunetas reparando sobre todo pinchazos. Pero algunos que sufrieron averías más serias, como problemas en el cambio o radios rotos, no pudieron contar con esa asistencia técnica, que algunos denuncian estaba resrevada solo a los de cabeza.
En cuanto a los avituallamiento, el sentir general es de satisfacción. En todos ellos había bebidas variadas (agua, refrescos de cola y bebidas isotónicas), y en cuanto al sólido, sandwiches de york (bastante cortos de relleno), fruta, pastelitos de chocolate...
La decepción para la mayoría llegó en la línea de meta, donde había solo avituallamiento líquido y se invitaba a los participantes a desplazarse a la zona cercana de catering, donde les esperaba... una bebida en vaso de plástico pequeño y un plato de arroz cocido con colorante y tropezones, que en nada se parecía a la paella.
Se acabó la cantidad y la variedad. Si alguien quería repetir de algo de esto debía pasar por caja y abonar unos precios propios de discoteca. Una pena pues éste es por muchos el momento más esperado de la marcha, y para la gran mayoría fue muy decepcionante.
La estrella Alberto Contador se dejó ver tanto en la salida como en la llegada. Muchos se quejan de no haberse mostrado demasiado al gran público. Tampoco se le puede reprochar nada pues cumplió, aunque seguramente no hubiera estado de más mostrarse más cercano.
Finalmente, respecto al proceso de inscripción, comentar a favor de esta marcha que ha sido una de las más baratas del calendario, lo cual se agradece, incluyendo además la opción de un maillot a un precio casi de regalo, y la opción de comprar el culotte a un precio ya menos reducido.
Además parte de los fondos se dedican a la Fundación Contador, lo cual es un placer a la hora de realizar el pago para los participantes.
En líneas generales podemos decir, desde nuestro punto de vista, que la organización aprobó raspado. Muchos aciertos, y también muchas cosas por mejorar. Pero suficientemente bien como para que la mayoría esté con ganas de volver y repetir el próximo año, pues ya se ha anunciado que de nuevo Oliva será sede de la marcha.
El líder designado para esta prueba entre ellos mismos fue por unanimidad el master-45 José Manuel Patiño (Jaume el Barbut), hombre que procede del BTT y que este año está entrenando más fuerte y subiendo peldaños a pasos de gigante.
A su disposición dos gregarios de lujo, Fran Robles y Jesús Robles, ambos corredores master-30 del equipo Express Car Crevillent ULB, escuadra perteneciente al Club Ciclista Crevillent.
La estrategia era clara, llevar a Patiño protegido y fresco a la parte final, sin gastarlo demasiado en las subidas y tratando de mantener un ritmo alto en el resto del terreno, para llegar enteros a los últimos 45 kilómetros, donde se forzaría la máquina al máximo para dar espectáculo. Entre medias, imprescindible la parada en el segundo y tercer avituallamiento para repostar, hacerse unas fotos y disfrutar del ambiente.
Los primeros premios caerían muy pronto, pues en la recogida del dorsal a Fran y Jesús les anunciaban que les había tocado un reloj, que les enviarán por correo. Por lo demás una bolsa de corredor sencilla, con algo de publicidad, el dorsal con su chip y un llavero de regalo. Ropa para el que la hubiera pedido.
El tiempo pasa volando, los ciclistas se cambian, reina el ambiente pre-competición en los aparcamientos, Jesúsc ambiando su rueda y apenas quedan 15 minutos para el inicio.
Jesús ha de pasar por el WC. Es urgente. Son muchas horas sobre la bici y no se puede salir así. Se separa de sus compañeros y acaba en el hotel de la recogida de dorsales, por donde danzaba Alberto Contador y algún compañero suyo del Trek, esperando para presentarse en la salida.
Fran y Patiño se colocan en la salida muy atrás en el inmenso pelotón. Disfrutan de los momentos previos y esperan el pistoletazo que se demoraría unos diez minutos.
Por su parte Jesús, que se había encontrado con otro compañero, Carles, llega prácticamente en el momento de la salida. Se situa en la parte delantera del grupo, pasando su bicicleta por encima de la valla (no así Carles que se marcha para atrás). Un gesto muy caradura, aprendido de muchos otros, que lo hacen habitualmente. Aunque es cierto que dada la estrechez de las aceras resultaba imposible a esas alturas pasar para atrás. Excusas.
Se da el inicio a la marcha y un interminable pelotón pasa por el arco de salida, registrando el chip y comenzando una aventura que les llevaría toda la mañana.
Los primeros compases se hacen con precaución hasta salir de la zona semi-urbana, aunque poco a poco se va avivando el ritmo, con un grupo que comienza a estirarse.
Uno de los mayores peligros en las marchas es que se juntan ciclistas de todos los niveles y habilidades sobre la bicicleta. Lo cual, unido a una primera parte llana en esta cita, provocó bastantes situaciones de peligro.
Mientras los más experimentados rodaban con confianza, otros frenaban mucho, algunos sacaban el pie al reducir la velocidad, gente que se cruzaba, etc. Se produjeron de esta forma numerosos tapones en todas las partes del grupo, especialmente delante.
Delante, donde marchaba Jesús, solitario y confuso. Así que decide ir dejándose caer hacia atrás en busca de sus compañeros, retrasándose quizás 200 ó 300 posiciones.
Al no verlos por ningún lado empieza a dudar que estén más atrás, y vuelve a remontar hacia delante, en esta ocasión hasta la cabeza de la marcha. Y ahora sí, empieza a dejarse caer de nuevo desde la primera posición hasta más allá de medio pelotón en busca de Fran y Patiño.
Por su parte esta pareja, que había salido muy retrasada, empiezan a remontar posiciones poco a poco. Cuando hay tirones, Fran impone ritmo a Patiño. Nadie se libra aquí de los calentones.
Nos acercamos a Pego, y aunque muy levemente, el terreno empieza a picar hacia arriba. Entramos en carretera abierta y por delante empiezan a volar. Se producen los primeros cortes.
Jesús sigue dejándose caer, lo cual le permite no desgastarse mucho en toda esta parte. Estamos ya en Pego. Primer avituallamiento. tenemos dudas de si era real o si era una proyección holográfica. No se vio a nadie parar. Nos quedaremos con la duda.
Jesús ya no sabe qué hacer y llama por teléfono a sus compañeros en plena marcha. Justo en ese instante aparecen por detrás y se juntan.
Ya tenemos por fin al trío rodando juntos. Buscan el ritmo bueno para Patiño y van aguantando por el momento en el grupo en que están.
Hay mucha gente por todas partes, y ruedas que seguir por el momento. Gente más fuerte que va remontando y gente que se va dejando caer.
Dura poco la unión. Pinchazo de Jesús. Se decide dejar a Patiño por delante y a Fran pararlo para tratar de enlazar después juntos.
Se repara un pinchazo realmente problemático, pues es debido al roce de la válvula en la llanta, en no menos de diez minutos.
A partir de ahí Fran y Jesús se ponen el mono de trabajo. Ritmo de competición. Empiezan a volar con el plato grande y a adelantar decenas y decenas de ciclistas, disfrutando de su momento.
Patiño, a su ritmo, y encontrando buenas sensaciones, llega al avituallamiento. Ahora sí, se para, empieza a repostar y espera a sus compañeros.
Estos no tardan mucho en llegar, totalmente encendidos, después de alcanzar y soltar a numerosos grupos. Merecida pausa y a comer sandwiches y bollitos.
En este punto de la marcha los ciclistas disfrutan de unos paisajes espectaculares, zonas muy verdes, tan pronto solanas como umbrías, áreas muy rocosas y abruptas, repechos durísimos, pueblos que parecen de otra época... un placer a los ojos en todos los sentidos, en un ambiente rural y de montaña fantástico.
Estamos atravesando la Vall d'Ebo. Se trata de carreteras donde ninguna recta se extiende más allá de los trescientos metros, desesperante para los vehículos, un tesoro para los ciclistas.
Los distintos pelotones saldrán de este valle por medio del puerto d'Ebo, el cual subirán por su cara más suave, para tras un espectacular descenso volver de nuevo a Pego.
En estas rampas de subida nuestro líder Patiño se gusta, y el trío continua ganando algunas posiciones. Las fuerzas todavía están intactas, son hombres acostumbrados a realizar duros esfuerzos en tres horas y aún se encuentran camino de cumplir la tercera.
En los grupos se ve de todo, cocnentración, relajación, cansancio, incluso alegría. Algunos gritan. Otros contestan a gritos más fuertes. Pero siempre con buen ánimo.
En los pueblos, en las cunetas, en los altos, gente local, turistas, otros cicloturistas animan a los participantes. El ambiente es inmejorable.
Coronado el puerto, el trío afronta la bajada. Lo hacen con precaución, no es el momento de tomar riesgos, en un descenso que no conocen. Jesús la dirige con tranquilidad. Y en la parte final Patiño toma la iniciativa apretando un poco el ritmo.
Sin tiempo para muchos respiros, ya les espera el pequeño puerto de Sagra. De nuevo se marcan un ritmo asequible y para arriba.
En esta zona el trío sufriría un golpe muy duro. Todo un campeón del mundo, como así lo acreditaba su maillot, dejó atrás al trío con suma facilidad, desapareciendo en el horizonte ante la impotencia de nuestros hombres.
Se convirtió en un tramo complicado. De repente parecía no haber grupos ni por delante ni por detrás. ¿Dónde estaba ese millar de participantes?
El ciclismo es un deporte que tiene mucho de psicológico y aquí solo valía mantener la velocidad crucero y ser pacientes.
De esta forma, tras un inexistente descenso, se presentaba la penúltima ascensión, el Portet d'Orba.
Jesús dedicó muchos minutos de la marcha para tratar de recordar a Fran que ya habían subido este puerto. El andaluz asentía una y otra vez pero daba la sensación de que en este punto su cabeza estaba en otra parte. Quizás se concentraba en los paisajes, quizás estaba visualizando lo que haría después en la parte final.
Rendido de esta tarea, Jesús explica a Patiño la subida, éste sí "lo pilla", y trata de llevarle en la subida. En las primeras rampas dan caza por fin a un grupo delantero, y empiezan a remontar posiciones. Mientras Fran sigue en su estado de trance y se va unos metros por delante ajeno a todo.
Buena subida remontando a muchos ciclistas de este grupo, en el que para su decepción no esttaba el campeón del mundo. Se reagrupan los tres arriba y de nuevo Fran y Jesús aprietan el ritmo en el terreno ahora favorable.
Están llegando a Parcent y de nuevo se comen a otro grupo. Jesús, que sabe que el último avituallamiento está a la vuelta de la esquina, aprieta el ritmo al grupo y se plantan en seguida la localidad de Alcalalí, donde le espera este último repostaje.
Con algo más de 100 kilómetros en las piernas, nadie escatima en sandwiches, bollos y bebidas. Nuestro trío de valientes se lo toma con calma, hacen sus necesidades, cogen un poco de aire y recuerdan la estrategia para la parte final.
A estas alturas empiezan a ocurrir cosas extrañas que solo suceden en acontecimientos como estos. Fran se toma una bebida energética después de mucho tiempo... Jesús se toma un refresco de cola igualmente después de mucho tiempo... Y Patiño acaba con todo el azúcar en varios metros a la redonda.
Poco a poco cogen velocidad de nuevo. Jesús, conocedor de este puerto también, se lo explica de nuevo a Patiño y le da confianza al asegurarle que las rampas son muy suaves.
Van poniendo un ritmo más exigente y empiezan a remontar gente desperdigada que ha ido saliendo del avituallamiento sin formar todavía grupos definidos.
Con el subidón de azúcar, la moral por las nubes y un objetivo claro, coronan el puerto sin mayores problemas.
Ahora empieza la hora de la verdad. Y nunca mejor dicho, porque más o menos es el tiempo que van a tardar en llegar a meta.
Las instrucciones de equipo son claras. Los gregarios Fran y Jesús tienen que tirar como si no hubiera mañana, llevando al líder a remontar grupos, tratar de alcanazar y batir al campeón del mundo, volar por la zona de playa y alcanzar la gloria.
Jesús, conocedor de esta bajada, dirige al trío y a algunos hombres más que marchan a rueda, empezando a apretar en las zonas sin peligro.
Un grandullón iluso les pasa por la izquierda con una marcha más, Jesús le coge rueda, pero en una travesía éste arriesga demasiado y Jesús se suelta un poco para no poner en peligro al grupo.
Al salir de nuevo a la carretera Fran toma el relevo, y se la devuelve al grandullón. Entran en un terreno más abierto, y Fran y Jesús comienzan a pasarse relevos de unos puñados de segundos. El líder Patiño, concentrado y sobrio a rueda.
Van cogiendo velocidad. Se gustan. Al fondo se ve un grupito. En poco tiempo se echan encima, los sobrepasan y ven cómo se van quedando poco a poco. La jugada se repite poco después. Son como un embudo que va atrapando grupos, y va escupiendo poco a poco corredores que revientan del alto ritmo.
Camino ya de Denia ven otro grupo a lo lejos, más numeroso. Justo en esta marinera población se les echan encima. Aguantan entre este grupo durante la travesía, lo examinan, y por fin aquí se encuentra el campeón del mundo.
No hay otra opción. De nuevo Fran y Jesús toman el mando del grupo. Patiño siempre concentrado en tercera o cuarta posición. Al principio algún hombre entra a colaborar pero no pueden mantener el ritmo.
Ahora ya paralelos al mar, el ritmo es constante entre 40-42 km/h. Entran en una zona de asfalto bacheado, aprietan al grupo que se rompe por momentos, y no deja de perder unidades.
En un abrir y cerrar de ojos se plantan en el último kilómetro. Faena hecha. Lanzan a Patiño, que hace el gesto de querer entrar juntos y premiar a los gregarios. El andaluz amenaza al grupo para que nadie adelante a Patiño y finalmente entran más o menos los tres a la par celebrando el trabajo realizado, los esfuerzos, la estrategia bien llevada, y con el campeón del mundo batido y destrozado.
Fran Robles (*****), el impresvisible andaluz cumplió con lo que se le pedía. Aguantar los caballos hasta la última hora, y reventar la carrera en la parte final, donde se le vio disfrutar como un enano. Sus faltas de concentración (¿pensando en las musarañas?) arropando al líder en las subidas quedan compensadas por su duro trabajo, además de ayudar a su compañero Jesús tras su pinchazo y estar ahí en todo momento.
Jesús Robles (*****), estuvo en todo momento encima de su líder, guiándole y protegiéndole. Tuvo muchos problemas, perdido en el pelotón en la salida, pinchazo, etc. pero los pudo salvar para hacer su trabajo y para apretar en la parte final.
Javi Cambra (*), el corredor de Ontinyent se presentó lejos de su mejor estado de forma, salió muy atrás y estuvo fuera de competición en todo momento, perdiendo minutadas. Al menos estamos convencidos de que no pasó hambre en los avituallamientos
Carles (**), tuvo la oportunidad de salir en la parte delantera, que le ofreció Jesús, pero la desperdició, saliendo prácticamente el último. Además tuvo una rotura de radio que le impidió exprimirse al máximo y acabó realizando la marcha con tranquilidad, deshechando la posibilidad de meterse en carrera.
Les esperaba un avituallamiento líquido, y sobre todo un gran ambiente de público.
Ya en la zona de catering, las ilusiones de llenar la panza se chocaron contra un muro de piedra, o más bien contra un plato de arroz hervido que imitaba malamente a una paella y una bebida en vaso de plástico pequeño. Nada más, ni una patata ni un cacahuete. Una pequeña decepción tras un trabajo tan duro.
No obstante el sabor de boca fue fantástico. Un recorrido bonito, por unos paisajes espectaculares. Un montón de recuerdos y pequeñas historias para contar. También grandes hazañas. Y todo eso ya se habló comiendo como dios manda en otro sitio ;)
El gran protagonista, Alberto Cotnador (Trek). Imagen cortesía de la organización |
Recorrido asequible... y recortado
La presente edición de la marcha Contador, que año a año va consolidándose en el calendario cicloturista, se disputaba en nueva sede, Oliva, con mucha expectación en la zona de levante ante la llegada del evento.Es así que la organización anunció al cierre de las inscripciones, unos días antes, el record de participantes, superando los nil doscientos.
Entre ellos, como es habitual, ciclistas de todos tipos y niveles. Desde aquellos que preparan especifícamente este tipo de pruebas y otros que compiten en categorías como élite o master y vienen con un nivel altísimo, hasta chicos y chicas jóvenes que están iniciándose, aficionados, grupetas que salen a disfrutar del día, etc.
El recorrido prevista inicialmente constaba de casi 200 kilómetros, pero una vez más los problemas y las trabas que la DGT pone al ciclismo, al menos en el Levante, obligaron a la organización a reducir la distancia.
En este caso, la notificación oficial hablaba de "la imposibilidad de los agentes de seguridad de poder atender la prueba más allá de las 14.00h".
Se anunció un nuevo recorrido, idéntico al original, pero eliminando la subida más dura, a la cara norte de la sierra Bernia. Esto comprensible, pues ésta era la única manera a priori en la que no se necesitaban permisos adicionales, al no implicar el paso por distintas carreteras o localidades.
Sin embargo, los organizadores hablaron de un recorrido de más de 150 kilómetros, tomando como salida la localidad de Oliva, añadiendo más de diez kilómetros inexistentes a la prueba, ya que se salía más al sur, desde el resort Oliva Nova.
Uno podría pensar que trataron de suavizar los comentarios negativos y las protestas, ya que a la gente aficionada a las marchas no les gusta nada en general que se recorten los recorridos y se bajen los kilometrajes. O quizás simplemente fue una errata. Posiblemente nunca se sabrá.
El recorrido final resultó bastante asequible, con una parte inicial llana rodando junto al mar hasta llegar a la localidad de Pego.
A partir de aquí todo terreno conocido como rompe-piernas, encadenando hasta cinco subidas, que podríamos considerar de tercera categoría. Lo duro de esta zona no es la longitud de los puertos ni sus desniveles medios, sino el terreno quebrado sin un metro llano, y las continuas rampas duras que sorprenden a los corredores rompiendo el ritmo.
Los últimos 40 kilómetros un suave descenso y de nuevo terreno llano con la playa a la derecha de los ciclistas para completar la prueba.
Perfil de la marcha cicloturista Alberto Contador 2017 |
La organización de la prueba... aprobada
Más allá del contratiempo del cambio de recorrido, en líneas generales los participantes acabaron contentos con la marcha, la cual tuvo muchas lcues y sombras.Seguramente donde estuvo todo más impecable es en la señalización del recorrido, con voluntarios y gente de la organización en todos los cruces y en todos los puntos que podían suponer peligro de caídas.
Este aspecto, seguramente el fundamental, permitió a los ciclistas rodar con seguridad, minimizar las caídas (que las hubo) y evitar situaciones de descontrol por mala señalización, algo realmente ianguantable por los participantes.
Sin embargo en cuanto al acompañamiento de los ciclistas ha habido muchas voces señalando que los últimos grupos quedaron desmaparados al tráfico abierto. Esto es algo que se debía haber previsto.
También ha sido objeto de queja por parte de muchos la falta de asistencia técnica en carrera, algo fundamental en un evento con más de un millar de ciclistas rodando durante horas.
Como es habitual se vieron a muchos corredores en las cunetas reparando sobre todo pinchazos. Pero algunos que sufrieron averías más serias, como problemas en el cambio o radios rotos, no pudieron contar con esa asistencia técnica, que algunos denuncian estaba resrevada solo a los de cabeza.
En cuanto a los avituallamiento, el sentir general es de satisfacción. En todos ellos había bebidas variadas (agua, refrescos de cola y bebidas isotónicas), y en cuanto al sólido, sandwiches de york (bastante cortos de relleno), fruta, pastelitos de chocolate...
Plato de arroz ofrecido a los ciclistas. |
Se acabó la cantidad y la variedad. Si alguien quería repetir de algo de esto debía pasar por caja y abonar unos precios propios de discoteca. Una pena pues éste es por muchos el momento más esperado de la marcha, y para la gran mayoría fue muy decepcionante.
La estrella Alberto Contador se dejó ver tanto en la salida como en la llegada. Muchos se quejan de no haberse mostrado demasiado al gran público. Tampoco se le puede reprochar nada pues cumplió, aunque seguramente no hubiera estado de más mostrarse más cercano.
Finalmente, respecto al proceso de inscripción, comentar a favor de esta marcha que ha sido una de las más baratas del calendario, lo cual se agradece, incluyendo además la opción de un maillot a un precio casi de regalo, y la opción de comprar el culotte a un precio ya menos reducido.
Además parte de los fondos se dedican a la Fundación Contador, lo cual es un placer a la hora de realizar el pago para los participantes.
En líneas generales podemos decir, desde nuestro punto de vista, que la organización aprobó raspado. Muchos aciertos, y también muchas cosas por mejorar. Pero suficientemente bien como para que la mayoría esté con ganas de volver y repetir el próximo año, pues ya se ha anunciado que de nuevo Oliva será sede de la marcha.
Crónica subjetiva de la marcha Contador
Nuestros chicos
Narraremos el transcurrir de la marcha, contando una pequeña historia, la de tres de nuestros ciclistas, a través de los cuales quedarán reflejadas muchas de las circunstancias de las pruebas.El líder designado para esta prueba entre ellos mismos fue por unanimidad el master-45 José Manuel Patiño (Jaume el Barbut), hombre que procede del BTT y que este año está entrenando más fuerte y subiendo peldaños a pasos de gigante.
A su disposición dos gregarios de lujo, Fran Robles y Jesús Robles, ambos corredores master-30 del equipo Express Car Crevillent ULB, escuadra perteneciente al Club Ciclista Crevillent.
La estrategia era clara, llevar a Patiño protegido y fresco a la parte final, sin gastarlo demasiado en las subidas y tratando de mantener un ritmo alto en el resto del terreno, para llegar enteros a los últimos 45 kilómetros, donde se forzaría la máquina al máximo para dar espectáculo. Entre medias, imprescindible la parada en el segundo y tercer avituallamiento para repostar, hacerse unas fotos y disfrutar del ambiente.
Un inicio lleno de percances
El equipo se traía una rueda de Jesús ya pinchada de casa (descubierto al amanecer), y con las legañas en los ojos aparcaba muy lejos, sin saber exactamente dónde estaba situada la recogida de dorsales.Los primeros premios caerían muy pronto, pues en la recogida del dorsal a Fran y Jesús les anunciaban que les había tocado un reloj, que les enviarán por correo. Por lo demás una bolsa de corredor sencilla, con algo de publicidad, el dorsal con su chip y un llavero de regalo. Ropa para el que la hubiera pedido.
El tiempo pasa volando, los ciclistas se cambian, reina el ambiente pre-competición en los aparcamientos, Jesúsc ambiando su rueda y apenas quedan 15 minutos para el inicio.
Jesús ha de pasar por el WC. Es urgente. Son muchas horas sobre la bici y no se puede salir así. Se separa de sus compañeros y acaba en el hotel de la recogida de dorsales, por donde danzaba Alberto Contador y algún compañero suyo del Trek, esperando para presentarse en la salida.
Fran y Patiño se colocan en la salida muy atrás en el inmenso pelotón. Disfrutan de los momentos previos y esperan el pistoletazo que se demoraría unos diez minutos.
José Manuel Patiño y Fran Robles, momentos antes de la salida. |
Por su parte Jesús, que se había encontrado con otro compañero, Carles, llega prácticamente en el momento de la salida. Se situa en la parte delantera del grupo, pasando su bicicleta por encima de la valla (no así Carles que se marcha para atrás). Un gesto muy caradura, aprendido de muchos otros, que lo hacen habitualmente. Aunque es cierto que dada la estrechez de las aceras resultaba imposible a esas alturas pasar para atrás. Excusas.
Se da el inicio a la marcha y un interminable pelotón pasa por el arco de salida, registrando el chip y comenzando una aventura que les llevaría toda la mañana.
Los primeros compases se hacen con precaución hasta salir de la zona semi-urbana, aunque poco a poco se va avivando el ritmo, con un grupo que comienza a estirarse.
Uno de los mayores peligros en las marchas es que se juntan ciclistas de todos los niveles y habilidades sobre la bicicleta. Lo cual, unido a una primera parte llana en esta cita, provocó bastantes situaciones de peligro.
Mientras los más experimentados rodaban con confianza, otros frenaban mucho, algunos sacaban el pie al reducir la velocidad, gente que se cruzaba, etc. Se produjeron de esta forma numerosos tapones en todas las partes del grupo, especialmente delante.
Delante, donde marchaba Jesús, solitario y confuso. Así que decide ir dejándose caer hacia atrás en busca de sus compañeros, retrasándose quizás 200 ó 300 posiciones.
Al no verlos por ningún lado empieza a dudar que estén más atrás, y vuelve a remontar hacia delante, en esta ocasión hasta la cabeza de la marcha. Y ahora sí, empieza a dejarse caer de nuevo desde la primera posición hasta más allá de medio pelotón en busca de Fran y Patiño.
Por su parte esta pareja, que había salido muy retrasada, empiezan a remontar posiciones poco a poco. Cuando hay tirones, Fran impone ritmo a Patiño. Nadie se libra aquí de los calentones.
Nos acercamos a Pego, y aunque muy levemente, el terreno empieza a picar hacia arriba. Entramos en carretera abierta y por delante empiezan a volar. Se producen los primeros cortes.
Jesús sigue dejándose caer, lo cual le permite no desgastarse mucho en toda esta parte. Estamos ya en Pego. Primer avituallamiento. tenemos dudas de si era real o si era una proyección holográfica. No se vio a nadie parar. Nos quedaremos con la duda.
Llega el terreno duro, sin grandes puertos, pero sin respiro
Empieza lo que podríamos llamar el primer puerto del día. Decenas de kilómetros al 2% de desnivel medio, un terreno con constantes repechos y descansillos, que obligaba a muchos a jguar entre el plato grande y pequeño.Jesús ya no sabe qué hacer y llama por teléfono a sus compañeros en plena marcha. Justo en ese instante aparecen por detrás y se juntan.
Ya tenemos por fin al trío rodando juntos. Buscan el ritmo bueno para Patiño y van aguantando por el momento en el grupo en que están.
Hay mucha gente por todas partes, y ruedas que seguir por el momento. Gente más fuerte que va remontando y gente que se va dejando caer.
Dura poco la unión. Pinchazo de Jesús. Se decide dejar a Patiño por delante y a Fran pararlo para tratar de enlazar después juntos.
Se repara un pinchazo realmente problemático, pues es debido al roce de la válvula en la llanta, en no menos de diez minutos.
A partir de ahí Fran y Jesús se ponen el mono de trabajo. Ritmo de competición. Empiezan a volar con el plato grande y a adelantar decenas y decenas de ciclistas, disfrutando de su momento.
Patiño, a su ritmo, y encontrando buenas sensaciones, llega al avituallamiento. Ahora sí, se para, empieza a repostar y espera a sus compañeros.
Estos no tardan mucho en llegar, totalmente encendidos, después de alcanzar y soltar a numerosos grupos. Merecida pausa y a comer sandwiches y bollitos.
Uno de los objetivos hoy de Jesús era asaltar los avituallamientos |
Paisajes espectaculares
Retomamos la marcha y el trío ahora ya por fín unido empieza a caminar. Las instrucciones son claras. Jesús y Fran van pasando a relevos en los tramos descendentes o en las subidas suaves, aguantando el ritmo en los tramos duros, guardando siempre al líder.En este punto de la marcha los ciclistas disfrutan de unos paisajes espectaculares, zonas muy verdes, tan pronto solanas como umbrías, áreas muy rocosas y abruptas, repechos durísimos, pueblos que parecen de otra época... un placer a los ojos en todos los sentidos, en un ambiente rural y de montaña fantástico.
Estamos atravesando la Vall d'Ebo. Se trata de carreteras donde ninguna recta se extiende más allá de los trescientos metros, desesperante para los vehículos, un tesoro para los ciclistas.
Los distintos pelotones saldrán de este valle por medio del puerto d'Ebo, el cual subirán por su cara más suave, para tras un espectacular descenso volver de nuevo a Pego.
En estas rampas de subida nuestro líder Patiño se gusta, y el trío continua ganando algunas posiciones. Las fuerzas todavía están intactas, son hombres acostumbrados a realizar duros esfuerzos en tres horas y aún se encuentran camino de cumplir la tercera.
En los grupos se ve de todo, cocnentración, relajación, cansancio, incluso alegría. Algunos gritan. Otros contestan a gritos más fuertes. Pero siempre con buen ánimo.
En los pueblos, en las cunetas, en los altos, gente local, turistas, otros cicloturistas animan a los participantes. El ambiente es inmejorable.
Coronado el puerto, el trío afronta la bajada. Lo hacen con precaución, no es el momento de tomar riesgos, en un descenso que no conocen. Jesús la dirige con tranquilidad. Y en la parte final Patiño toma la iniciativa apretando un poco el ritmo.
Sin tiempo para muchos respiros, ya les espera el pequeño puerto de Sagra. De nuevo se marcan un ritmo asequible y para arriba.
El campeón del mundo asoma
La cosa se puso seria con el campeón del mundo en juego |
Se convirtió en un tramo complicado. De repente parecía no haber grupos ni por delante ni por detrás. ¿Dónde estaba ese millar de participantes?
El ciclismo es un deporte que tiene mucho de psicológico y aquí solo valía mantener la velocidad crucero y ser pacientes.
De esta forma, tras un inexistente descenso, se presentaba la penúltima ascensión, el Portet d'Orba.
Jesús dedicó muchos minutos de la marcha para tratar de recordar a Fran que ya habían subido este puerto. El andaluz asentía una y otra vez pero daba la sensación de que en este punto su cabeza estaba en otra parte. Quizás se concentraba en los paisajes, quizás estaba visualizando lo que haría después en la parte final.
Rendido de esta tarea, Jesús explica a Patiño la subida, éste sí "lo pilla", y trata de llevarle en la subida. En las primeras rampas dan caza por fin a un grupo delantero, y empiezan a remontar posiciones. Mientras Fran sigue en su estado de trance y se va unos metros por delante ajeno a todo.
Buena subida remontando a muchos ciclistas de este grupo, en el que para su decepción no esttaba el campeón del mundo. Se reagrupan los tres arriba y de nuevo Fran y Jesús aprietan el ritmo en el terreno ahora favorable.
Están llegando a Parcent y de nuevo se comen a otro grupo. Jesús, que sabe que el último avituallamiento está a la vuelta de la esquina, aprieta el ritmo al grupo y se plantan en seguida la localidad de Alcalalí, donde le espera este último repostaje.
En el último avituallamiento apareció el canibalismo en el pelotón |
Con algo más de 100 kilómetros en las piernas, nadie escatima en sandwiches, bollos y bebidas. Nuestro trío de valientes se lo toma con calma, hacen sus necesidades, cogen un poco de aire y recuerdan la estrategia para la parte final.
Fran Robles, José Manuel Patiño y Jesús Robles, recobrando energías |
A estas alturas empiezan a ocurrir cosas extrañas que solo suceden en acontecimientos como estos. Fran se toma una bebida energética después de mucho tiempo... Jesús se toma un refresco de cola igualmente después de mucho tiempo... Y Patiño acaba con todo el azúcar en varios metros a la redonda.
La espectacular e inolvidable parte final
Quedan poco más de 40 kilómetros por delante. La ascensión a Llosa Camacho, un ligero descenso, y a caminar junto a la playa hasta meta.Poco a poco cogen velocidad de nuevo. Jesús, conocedor de este puerto también, se lo explica de nuevo a Patiño y le da confianza al asegurarle que las rampas son muy suaves.
Van poniendo un ritmo más exigente y empiezan a remontar gente desperdigada que ha ido saliendo del avituallamiento sin formar todavía grupos definidos.
Con el subidón de azúcar, la moral por las nubes y un objetivo claro, coronan el puerto sin mayores problemas.
Ahora empieza la hora de la verdad. Y nunca mejor dicho, porque más o menos es el tiempo que van a tardar en llegar a meta.
Las instrucciones de equipo son claras. Los gregarios Fran y Jesús tienen que tirar como si no hubiera mañana, llevando al líder a remontar grupos, tratar de alcanazar y batir al campeón del mundo, volar por la zona de playa y alcanzar la gloria.
Jesús, conocedor de esta bajada, dirige al trío y a algunos hombres más que marchan a rueda, empezando a apretar en las zonas sin peligro.
Un grandullón iluso les pasa por la izquierda con una marcha más, Jesús le coge rueda, pero en una travesía éste arriesga demasiado y Jesús se suelta un poco para no poner en peligro al grupo.
Al salir de nuevo a la carretera Fran toma el relevo, y se la devuelve al grandullón. Entran en un terreno más abierto, y Fran y Jesús comienzan a pasarse relevos de unos puñados de segundos. El líder Patiño, concentrado y sobrio a rueda.
Van cogiendo velocidad. Se gustan. Al fondo se ve un grupito. En poco tiempo se echan encima, los sobrepasan y ven cómo se van quedando poco a poco. La jugada se repite poco después. Son como un embudo que va atrapando grupos, y va escupiendo poco a poco corredores que revientan del alto ritmo.
Camino ya de Denia ven otro grupo a lo lejos, más numeroso. Justo en esta marinera población se les echan encima. Aguantan entre este grupo durante la travesía, lo examinan, y por fin aquí se encuentra el campeón del mundo.
No hay otra opción. De nuevo Fran y Jesús toman el mando del grupo. Patiño siempre concentrado en tercera o cuarta posición. Al principio algún hombre entra a colaborar pero no pueden mantener el ritmo.
Ahora ya paralelos al mar, el ritmo es constante entre 40-42 km/h. Entran en una zona de asfalto bacheado, aprietan al grupo que se rompe por momentos, y no deja de perder unidades.
En un abrir y cerrar de ojos se plantan en el último kilómetro. Faena hecha. Lanzan a Patiño, que hace el gesto de querer entrar juntos y premiar a los gregarios. El andaluz amenaza al grupo para que nadie adelante a Patiño y finalmente entran más o menos los tres a la par celebrando el trabajo realizado, los esfuerzos, la estrategia bien llevada, y con el campeón del mundo batido y destrozado.
La actuación de nuestros corredores
José Manuel Patiño (*****), el veterano corredor ilciitano de btt acudía a la cita como líder y aguantó muy bien la presión. Cumplió con todo lo que se esperaba de él, pasando los puertos a buen ritmo, regulándose y dosificando esfuerzos, y muy fuerte en la parte final. Una actuación de libroFran Robles (*****), el impresvisible andaluz cumplió con lo que se le pedía. Aguantar los caballos hasta la última hora, y reventar la carrera en la parte final, donde se le vio disfrutar como un enano. Sus faltas de concentración (¿pensando en las musarañas?) arropando al líder en las subidas quedan compensadas por su duro trabajo, además de ayudar a su compañero Jesús tras su pinchazo y estar ahí en todo momento.
Jesús Robles (*****), estuvo en todo momento encima de su líder, guiándole y protegiéndole. Tuvo muchos problemas, perdido en el pelotón en la salida, pinchazo, etc. pero los pudo salvar para hacer su trabajo y para apretar en la parte final.
Javi Cambra (*), el corredor de Ontinyent se presentó lejos de su mejor estado de forma, salió muy atrás y estuvo fuera de competición en todo momento, perdiendo minutadas. Al menos estamos convencidos de que no pasó hambre en los avituallamientos
Carles (**), tuvo la oportunidad de salir en la parte delantera, que le ofreció Jesús, pero la desperdició, saliendo prácticamente el último. Además tuvo una rotura de radio que le impidió exprimirse al máximo y acabó realizando la marcha con tranquilidad, deshechando la posibilidad de meterse en carrera.
Gran experiencia
Con casi 150 kilómetros en las piernas y el sofocón de la última hora, nuestros hombres entraron exhaustos en meta. Los dolores musculares eran evidentes.Les esperaba un avituallamiento líquido, y sobre todo un gran ambiente de público.
Ya en la zona de catering, las ilusiones de llenar la panza se chocaron contra un muro de piedra, o más bien contra un plato de arroz hervido que imitaba malamente a una paella y una bebida en vaso de plástico pequeño. Nada más, ni una patata ni un cacahuete. Una pequeña decepción tras un trabajo tan duro.
No obstante el sabor de boca fue fantástico. Un recorrido bonito, por unos paisajes espectaculares. Un montón de recuerdos y pequeñas historias para contar. También grandes hazañas. Y todo eso ya se habló comiendo como dios manda en otro sitio ;)
La sonrisa desde luego no era por el arroz hervido con colorante... |
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